Del LAB a AeroSur
Rafael Puente
- 09/04/2012 Los noticieros insisten en que AeroSur se encuentra al borde de la quiebra y no faltan voces que acusan al Gobierno de haberla provocado. Para empezar, soy testigo de lo contrario; por lo menos el año 2008 las autoridades gubernamentales de aeronavegación hicieron todo lo posible por proteger a esa empresa, que entonces era la única (era el mismo año en que el LAB hizo el último intento de recuperación y le costó conseguir que esas mismas autoridades le levantaran los obstáculos). ¿Qué ha ocurrido entre tanto?
- ¿Que el Gobierno le hizo competencia a AeroSur con la creación de BoA? Era una competencia urgente, ya que los usuarios estábamos a merced del manejo arbitrario de precios, horarios e itinerarios que hacía la empresa en cuestión.
¿Que la competencia era desleal, al menos en términos de precios? Falso, ya que con esos mismos precios BoA logró establecerse, crecer y ser rentable.
¿Que el Gobierno le abrió un proceso judicial al señor Humberto Roca (el mismo al que había apoyado intensamente dos años antes) por calumnia, injuria, desacato y no sé qué más? ¿Es que dicho señor podía darse el lujo de mentir y difamar impunemente? Averiguen sus defensores cómo se viene comportando (antes y después de exilarse) con su propia empresa, sobre todo con sus trabajadores -que realmente no tienen la culpa de nada- pero también con sus pasajeros -en especial los que van a Madrid, que están pasando días y semanas de amarguras-.
¿O la acusación es que ahora el Gobierno pretende cobrarle a AeroSur los impuestos que debe hace más de ocho años? ¿Qué le parece, que no debería hacerlo, que debería tolerar que una empresa privada se dé el lujo de no pagar impuestos (que por lo demás venía acumulando mucho antes de tener la incómoda competencia de BoA)? Por lo que se sabe, la propia AeroSur ha incumplido planes de pago propuestos por ella misma. Si usted y yo tenemos que pagar nuestros impuestos -y nadie nos aceptaría planes de pago- ¿por qué no debería hacerlo una poderosa empresa privada?
Las acusaciones se caen por su propio peso. Pero vayamos a lo que me parece un tema de fondo: aeronavegación y empresa privada
A lo largo de la década de los 90 los gobiernos neoliberales, tanto el de Paz como el de Sánchez, insistieron hasta el hastío en que el Estado es mal administrador y en que nuestras empresas estratégicas debían pasar a manos privadas, que iban a ser buenas administradoras.
Y en el caso del LAB -el Lloyd Aéreo Boliviano para quienes ya no lo recuerdan- esos mismos gobiernos hicieron todas las maniobras que estaban en sus manos para poder mostrar a la ciudadanía que nuestra línea bandera no era rentable, y así justificar su privatización, pero no lo consiguieron. (Recordemos: el Gobierno de Paz se negó a que el LAB volviera a comprar aviones de carga, estando ahí el dinero del seguro, en la esperanza de que por ahí se acabara su rentabilidad, pero el LAB -pese a la corrupción- seguía siendo rentable; y el Gobierno de Sánchez nombró presidente del LAB a un profesor de gimnasia, ¡y el LAB siguió siendo rentable!).
¿Quién logró llevar efectivamente al LAB a la quiebra? Las empresas privadas que se hicieron cargo de él, primero aquella pirata brasileña llamada VASP, y luego aquel boliviano tan generoso de apellido Asbún; hasta que el LAB entró en una quiebra prácticamente irrecuperable (cuyo último episodio fue el del 2008 con el Sr. Goldmann).
Mientras tanto, la estatal BoA demostró, para sorpresa de algunos, que en este tipo de empresas el Estado sí puede ser un buen administrador -en todo caso mejor que los privados-, dato que me parece ver corroborado en muchos casos de empresas de aeronavegación tanto en América Latina como en Europa. Y por si la cosa no estuviera clara, ahora viene la quiebra de AeroSur, otra empresa privada que se auto-fagocita y al parecer sin remedio.
No creo que nadie se alegre de la quiebra de AeroSur, que nos perjudica a todas y todos -también a BoA, que sin duda requiere de una competencia-, pero ya que no podemos hacer nada para evitarla, al menos aprendamos las lecciones que de ella se derivan.
Rafael Puente es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio de Cochabamba.