El Deber
Son 12.000 las copias de un cuadro, que la artista plástica esloveno-boliviana Ejti Stih pintó tras ganar un concurso internacional, y que circularán en templos y entre particulares en Alemania, Países Bajos y Suiza, durante los próximos dos años.
24/05/2012 El organismo católico alemán Misereor, de cooperación a países del tercer mundo, es el organizador del certamen bianual que llevó a Ejti hasta Aachen (Alemania) para concretar su proyecto, basado en citas bíblicas.
Pintó sobre un ‘paño de cuaresma’, milenaria tradición católica recuperada hace unos 30 años y utilizada para graficar el significado de la celebración religiosa de Semana Santa en los altares de los templos, originalmente para el entendimiento de las personas analfabetas.
El tema de la obra este año fue El hambre en el mundo y el resultado, un lienzo que mide casi tres por dos metros.
“Ellos (la organización) hacen la reproducción del cuadro sobre tela, 5.000 copias en el formato original y 7.000 de un metro por 70 centímetros, que se distribuyen entre las iglesias de Alemania, Países Bajos y Suiza”, relató Stih ayer a EL DEBER, a pocas horas de volver del viaje por Europa, que le ocupó ocho semanas, cinco dedicadas a la definición y elaboración de la obra. Parte de las réplicas serán parte de la vida activa de los templos y todas sus ceremonias, peregrinajes y ofrendas, también servirán para que los fieles reflexionen sobre el hambre, y la obra original motivará la elaboración de un audiovisual y de un libro, según relató.
El anterior ganador del concurso fue un pintor de Togo (África). Es el único dato que supo Stih. No logró enterarse entre cuántos proyectos ganó su creación, ya que la iglesia mantuvo hermetismo al respecto e incluso durante la creación del cuadro Ejti tuvo restricciones para mostrar su trabajo, hasta que se firmó un contrato de derechos de autor.
En el desarrollo de su labor, la artista debió consensuar con los representantes de la iglesia el concepto del hambre por plasmar en el proceso que llegó incluso hasta el debate.
“No quise que mi cuadro cause pena, lástima o compasión, que es típica para las enseñanzas en la iglesia, porque me parece que no son emociones saludables para ayudar y querer compartir de verdad”, señaló Stih, sobre su mirada a la pobreza con relación a la que se proyecta desde el primer mundo hacia el tercero.