Cachuela Esperanza


Cachuela Esperanza, mito histórico beniano

Hans Dellien S.


Este pueblo de epopeya, Cachuela Esperanza, fue en el siglo XIX el mayor centro comercial del Beni. Para que eso suceda, son varios los protagonistas que unieron sus destinos para lograr el milagro socioeconómico más deslumbrante de la historia de los llanos orientales de Bolivia. Su escenario fue la vasta cuenca hidrográfica de los ríos Beni y Madre de Dios, que desciende desde el Perú, otros del departamento de La Paz como el Beni, de Pando los ríos Genesuaya, Madidi, Ivon, Sena y Orthon, cuenca que Fabián Vaca Chávez llamó la “Mesopotamia del Noroeste” por su fertilidad y proyección histórica. 

    Cachuela Esperanza está situada en la margen derecha del río Beni, sus aguas espumosas y blancas saltan enloquecidas entre rocas y areniscas multicolores amenazando sus saltos, cualquier intento desafiante, en medio de un paisaje de lujuriante belleza tropical y ruidosa.

    La confluencia del río Beni con el majestuoso Mamoré fue descubierta por el explorador y científico paceño don Agustín Palacios el 19 de septiembre de 1846, curiosamente muy pocos le dieron a ese suceso la vital importancia que tenía para la navegación y el comercio de esa región, hasta que en 1880, 34 años después, el norteamericano Edwin Heath, bajando el río Beni, logró redescubrir esta confluencia tan importante, con la ayuda de tres titanes de la historia del Beni, Antonio Vaca Diez trinitario, Antenor Vásquez cruceño y el principal pionero y fundador de imperios industriales, otro cruceño también, don Nicolás Suárez Callau.

    Esta trinidad de personajes hizo que Cachuela Esperanza nazca como una estrella el 31 de marzo de 1882. Allí, Nicolás Suárez estableció el centro de los negocios extractivos de la región: goma, castaña, maderas, etc. Se hizo el milagro de que las libras esterlinas inglesas sirvieran como moneda que usaban todos en esa época, producto del “oro negro” que era la goma elaborada en bolachas de cientos de arrobas para la exportación. Pingüe negocio que enriqueció la región y produjo su florecimiento comercial y desarrollo de la más adelantada de las poblaciones de la Amazonia boliviana, émula de la célebre Manaos, capital del estado de Amazonas en Brasil, fundada en el siglo XVII, que hizo gloria para ese país por la explotación también del caucho 266 años antes.

    Cachuela Esperanza, ciudadela de ensueño inimaginable para esa época, hospital con médicos europeos, educación para niños, escuelas, ferrocarril local, usinas eléctricas, navegación a vapor, comercio y capitalización con patrimonio en Inglaterra.

    Los técnicos que formaban sus maestranzas hacían de universidad técnica del Beni.

    Don Nicolás Suárez, su genio creador, fue un místico de la administración y un sabio en hacer felices a una parte de los bolivianos del siglo XIX.

    Este sábado, Cachuela Esperanza celebra su aniversario, cumple 130 años, olvidada y empobrecida.


    Hans Dellien S. es médico.


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