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Recuerdos de Ñancahuazú
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29/03/201   Hace unos días me encontraba destripando mi colchón con la esperanza de hallar entre sus pliegues algunos dólares que me permitieran sonreír ante la crisis, cuando mi comadre cochabambina Macacha interrumpió mi labor con sus gritos de: “¡Compadre, venga a ver en la televisión a su admirada Casimira Lema, que está entrevistando a unos excombatientes como usted!”.  






Me dirigí al living sin tener tiempo de aclarar a mi comadre que yo no soy ningún excombatiente y vi en la pantalla chica a la bella periodista conversando con tres señores que habían luchado en 1967 contra los guerrilleros comandados por el argentino-cubano Ernesto Che Guevara.

Escuché el relato de los tres hombres ahora sesentones y me conmoví al saber que en ese entonces tenían 17 años y se encontraban cumpliendo la Ley del Servicio Militar Obligatorio, habiendo llegado a esa región acatando órdenes superiores y sin tener noticia alguna sobre la presencia de guerrilleros extranjeros y bolivianos.

Pregunté a mi comadre acercándome a su oreja qué hacía ella en 1967 y me respondió que aún no había nacido, buena ocasión para que me echara en cara que en 1967 yo tenía 40 pirulos.

Héroes sin saberlo, relataron emotivamente que fueron sorprendidos por los guerrilleros cubanos, argentinos y bolivianos en la emboscada de Ñancahuazú, donde seis de sus compañeros, soldaditos bolivianos, cayeron muertos y sus restos fueron consumidos por aves de rapiña y animales de la selva.

El relato de aquellos héroes bolivianos que murieron a manos de los guevaristas es ahora víctima del olvido, mientras sus victimadores son objeto de loas y homenajes.
Cuando concluyó la emisión del programa televisivo, conduje a mi comadre a mi escritorio para enseñarle una réplica de una bolsa de viaje que siempre portaba el Che Guevara durante su campaña guerrillera y donde guardaba su diario, cuya réplica también poseo, más el texto de un estudio sobre el argentino-cubano suscrito por nuestro presidente Evo.

Todo ello fue un obsequio de un inteligente funcionario gubernamental (uno de los pocos) a quien hoy recién puedo agradecer.

Mi comadre cochabambina, con la inteligencia que la caracteriza, me dijo: “Yo nunca conocí a ese famoso Che Guevara, aunque tuve la suerte de haber sido amiga del ‘Choy’ Guevara, un cochala inteligente, y ahora mismo rogaré a la señorita Casimira Lema que me regale una copia del programa televisivo donde entrevista a esos tres héroes bolivianos que permanecen en el olvido luego de haber luchado en Ñancahuazú, a fin de recordar a esos bravos soldaditos bolivianos a los que deberíamos honrar, como el presidente Evo honra al Che Guevara, invasor del territorio boliviano.

El presidente lo rememora colocando una enorme fotografía en el despacho presidencial, pero no solo eso, sino que también repite y hace repetir a nuestros actuales soldaditos su viejo lema, que dice: ‘¡Patria o muerte, venceremos!’. Por eso digo: ¡Viva mi comadre Macacha!”.
 

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